El discurso de hoy alienta la confrontación
y aleja una solución democrática y pacífica que otros y otras
seguiremos defendiendo con todas nuestras fuerzas
Acabo
de escuchar el discurso del ciudadano Felipe de Borbón. No negaré que
esperaba un discurso equilibrado y medido que pudiera contribuir a
solucionar el conflicto. Conozco personalmente al jefe de Estado. He
conversado con él en varias ocasiones y sé que piensa las cosas antes de
hablar. Hoy, sin embargo, me temo que le han asesorado sus enemigos. Su
discurso ha sido lamentable, y su tono antipático y hostil. No ha
estado a la altura del momento político. En vez de puentes, el jefe de
Estado ha puesto un frontón que alimenta la tensión y el conflicto tanto
en España como en Catalunya.
Atravesamos una grave crisis de Estado, y
en Catalunya existe un problema político que se ha gestado a lo largo de
muchos años. Millones de personas se han movilizado en Catalunya para
demandar una votación sobre su futuro. El 80% de la sociedad catalana
suscribe esa reivindicación, incluso para votar NO a la independencia
como haríamos las gentes de Izquierda Unida. Estos son hechos que no se
pueden ignorar. Pero hoy el ciudadano Felipe de Borbón no ha hecho ni
una sola mención a ello. Se ha limitado a replicar el discurso del
corrupto presidente del Gobierno, el señor Mariano Rajoy, cuya posición
es absolutamente insostenible. Ningún problema político de esta
naturaleza puede resolverse a golpes contra miles de personas pacíficas.
Ningún problema político puede resolverse sólo con jueces o policías.
Sólo el diálogo y el entendimiento es el camino.
Sin embargo, el Jefe de Estado no ha
pronunciado ni una vez la palabra diálogo. Tampoco ha dicho nada sobre
los más de 800 heridos del 1 de octubre. Mucho menos sobre la inmensa
movilización pacífica del 3 de octubre, o de todas las precedentes. Ha
tomado la peor decisión de todas en estos momentos: ignorar la
existencia de un conflicto político haciendo creer que es un simple
problema de orden público. Se ha enrocado y, envolviéndose en una
Constitución que ya no representa a toda la sociedad, se ha puesto en la
primera línea del bloque reaccionario. Irresponsable actitud que, hay
que insistir, se ha acompañado de un tono bronco e indeseable para estos
momentos.
El discurso de hoy alienta la confrontación
y aleja una solución democrática y pacífica que otros y otras
seguiremos defendiendo con todas nuestras fuerzas. El ciudadano Felipe
de Borbón está preparando el terreno para una intervención durísima
contra Catalunya por parte del Gobierno más corrupto de toda la Unión
Europea. ¿Cuándo entenderán que eso no va a solucionar absolutamente
nada?
La monarquía es una institución anacrónica.
Y si no es parte de la solución, es parte del problema. Los que
queremos una solución responsable y negociada no estamos representados
en las palabras y actitud del actual Jefe de Estado. Y hoy, con más
argumentos que nunca, decimos: ¡Viva la República!