domingo, 21 de enero de 2018
Acto por el centenario del nacimiento de Marcelino Camacho en La Rasa (Soria)
Una treintena de personas, algunas de ellas jóvenes y otras no tanto, hemos recordado esta mañana en la pequeña localidad soriana de La Rasa, cerca del Burgo de Osma, a Marcelino Camacho en la caseta de guarda-agujas que le vio nacer hace hoy cien años.
El día estaba gris y frío en contraste con el sol luminoso que lucía en Madrid, donde a la vez CCOO, el PCE e IU, junto con la familia, había organizado un acto de reconocimiento a la figura de Marcelino Camacho para dar comienzo a una serie de actos que se irán celebrando durante todo este 2018 por todo el país en el natalicio del histórico sindicalista comunista.
En La Rasa, a iniciativa del PCE en Soria y secundado por CCOO, Izquierda Unida y la Juventud Comunista de la provincia, nos hemos juntado en un modesto homenaje con la entrega de unas flores en honor a nuestro camarada Marcelino a su prima -que ha estado representando a la familia y con un recuerdo especial a Josefina Samper, quien fuese su compañera desde que se conocieron en los cincuenta en Orán, y que ahora se encuentra de nuevo en un hospital madrileño.
También hemos tenido un recuerdo muy especial para Marcel y Yenia, hijos de ambos, que han estado estos años varias veces con nosotras y nosotros en varios actos conmemorativos del cuarenta aniversario de la legalización de CCOO o con la presentación del libro de relatos sobre sus padres de ésta última en Soria capital. Y con Marcel más recientemente echando una mano al documental sobre “lo posible y lo necesario” que de la mano de Joaquín Recio va a salir a la luz en breve y que trata de la vida de Marcelino.
Desde el PCE e IU hemos querido con unas breves palabras recordar a quien fuera nuestro camarada y compañero hasta el último día de su vida, el 29 de octubre de 2010, y desde que ya en el lejano 1935 fundara junto con Martín, de Recuerda, Marqués, del Burgo, Lerín y Laguna -el ferroviario de Sevilla por el que se afilió al PCE- el núcleo comunista de la provincia. Su figura imborrable para las y los trabajadores de nuestro país nunca será lo suficientemente reconocida.
La Juventud Comunista ha exhortado a seguir el ejemplo de Marcelino y apostar por la acción de masas para más pronto que tarde abrir una posibilidad de revolución social que acabe con la explotación capitalista y nos traiga la tan ansiada libertad -la de verdad- e igualdad. Camacho habría sido con las y los primeros con los que hubiese hablado para conocer sus impresiones de la situación actual de haber estado presente hoy en La Rasa.
El secretario general de CCOO en Soria, Javier Moreno, antes de acabar el acto cantando La Internacional -comunista y con sus tres estrofas, como debe ser y que ha sonado gracia al equipo de Laboeme y la inestimable ayuda de Nicasio y Daniel- ha aprovechado para destacar el ejemplo que siempre fue la vida de lucha de Marcelino y su ética inquebrantable desde la prisión hasta sus últimos años de la que fue siempre la casa del pueblo, la de verdad, en el madrileño barrio de Carabanchel.
Una vida de lucha y sacrificio de Marcelino Camacho -y de Josefina y su familia- desde su juventud en Soria, pasando por la guerra y su defensa de la República, la cárcel, los campos de concentración en Marruecos, su exilio en Argelia, su vuelta a España en los cincuenta -cuanto había cambiado La Rasa desde que tuvo que huir en el 36 tras bloquear la línea Valladolid-Ariza en una primera acción contra el fascismo alzado en armas contra la libertad y la democracia- y su histórica lucha por los derechos de las y los trabajadores en la dictadura con la creación e impulso de las Comisiones Obreras que le costó nueve años de cárcel -también en Soria, proceso1.001 incluido; salió finalmente en mayo de 1976- pero que sin duda alguna fue una pieza clave para acabar con la dictadura aunque con una transición con sus sombras, como pudo comprobar pronto, como secretario general de CCOO hasta 1987 y su presidente hasta que le cesaron en 1995 -trago amargo que supuso un cambio en el primer sindicato del país para parecerse más a una UGT aupada en los setenta y los ochenta por el poder económico- y también como diputado del PCE en la primera legislatura democrática. Su militancia desde su creación en Izquierda Unida.
“Confieso que he luchado” tituló a sus memorias en 1990 -reeditadas hace un par de años por la editorial Atrapasueños que presentamos en Soria toda vez que se ponían unas placas en su recuerdo en su casa de La Rasa- y sin duda alguna ese es el ejemplo más perdurable que nos deja. “El derecho de huelga se conquista haciendo huelga” fue otro lema que simboliza muy bien cual difícil ha sido, es y será la lucha de la clase obrera por el fin de la sociedad de clases.
Decía Vázquez Montalbán en el prólogo de sus memorias hace casi treinta años que Marcelino renunció a una vida que podría haber sido de cierta comodidad de no haber vuelto a España, ya que tenía una inteligencia especial que le habría permitido hacer una buena carrera profesional pero que también le dio una lucidez para entender el mundo que le tocó vivir, y sobretodo para organizar a las y los lúcidos para cambiarlo en bien de la mayoría.
Quedémonos con eso, con su ejemplo, no sólo con entender el mundo, si no de poder juntarnos -la máxima unidad- para cambiarlo y transformarlo en el bien de la humanidad. Sin sectarismos, con amplitud de miras, con libertad. Es necesario.
Marcelino se lamentaba de que la democracia no entró con la transición en la empresas. Se quedó – y muy formalmente como estamos viendo- en algunos derechos civiles pero no en los económicos.
Sólo a unos metros, la nueva factoría de La Rasa -que sustituye a la antigua azucarera- la frutícola Nufri, que emplea a varios centenares de trabajadoras y trabajadores, se niega a adaptar el convenio colectivo y los amenaza con despidos y sueldos de miseria … Marcelino habría hablado con ellas y ellos ¿qué les habría dicho?¿qué les dirías tú?.