Ayer falleció después de una larga enfermedad Ana María Martínez
Salas, camarada histórica del Partido Comunista de España en Soria, y
que fue pareja desde su juventud de Rafael Cercós que falleció hace ya
algunos meses.
Son momentos de dolor para el PCE en la provincia
porque tanto Ana como Rafa fueron dos personas fundamentales en la
reconstrucción del partido en Soria en los años setenta y su
consolidación en los ochenta, así como en la creación de las Comisiones
Obreras de la provincia, siempre en la compañía de otro histórico
militante del movimiento obrero soriano como fue Mónico Vicente.
Hace tres años tuve el placer de poder hablar largo y
tendido con ambos en su casa frente a una taza de café donde nos
estuvieron contando cómo fueron esos años sin duda muy difíciles en los
que mucha gente se dejó lo mejor de su juventud por acabar con la
dictadura y traer la libertad a nuestro país y reconstituir el PCE como
un baluarte de la lucha por la democracia y un futuro mejor también para
esta provincia.
Ana sufrió momentos de gran angustia cuando Rafa fue
detenido junto a Mónico y media decena de camaradas por constituir la
primera célula del PCE en Soria, tras ser delatados por una persona que
fue torturada en la comisaría de la capital tras haberse detenido a
varios vecinos de La Barriada por unas pintadas contra la dictadura a
principios de los años setenta.
Difíciles fueron esos momentos de clandestinidad,
donde la célula desapareció en las cárceles de la dictadura, como
felices cuando tras la legalización del PCE se estrenaba una democracia
que mucho prometía aunque con el tiempo fue perdiendo la oportunidad de
ser mucho más que lo que formalmente tenemos hoy.
Ana y Rafa formaron parte de esa generación que se
sentían, desde los grupos de teatro de su juventud, en la necesidad de
responder a la brutalidad y la sin razón de la dictadura franquista y
que no dudaron, a pesar de provenir en muchos casos de familias no
trabajadoras, en aportar toda su energía y toda su vida para luchar por
una sociedad mejor, igualitaria y más justa para todos.
Ana y Rafa también dedicaron lo mejor de sí en la
construcción de un movimiento político y social nuevo en nuestro país y
nuestra provincia como fue Izquierda Unida, tras el referéndum de la
OTAN en los años ochenta y principios de los noventa, década en la que
poco a poco fueron pasando a un segundo plano si abandonar su compromiso
político y con el movimiento obrero.
Desde aquí me gustaría transmitir mi más sentido
pésame a sus hijos así como recordar que es necesario no olvidar a todas
aquellas personas que como Ana, Rafa, Mónico o tantos otros fueron los
que realmente cambiaron el rumbo de nuestro país en aquellos años y no
las altas jerarquías que ahora quieren apuntarse un tanto que desde
luego no les corresponde.
Qué la tierra te sea leve, Ana.
J. Chamorro,
Sº Provincial de Soria del
Partido Comunista de España (PCE)